Un faraón terco
Todos queremos regresar a la normalidad: a las escuelas, a los parques, a los centros comerciales, a los trabajos, a las actividades recreativas y a la iglesia. Puede ser que se esté aplazando encontrar una vacuna porque Dios está tocando a nuestra puerta y nos está pidiendo entrar. Estamos anhelando más el regreso a la normalidad que dejar pasar a Dios a nuestros corazones y permitir que él sea glorificado a través de nosotros. No se supone que nuestra normalidad es estar en conexión con Dios todo el tiempo, esta temporada esta sirviendo para saber que no era falta de tiempo sino falta de priorizar las cosas de lo más importante a lo menos importante.
¿En qué lugar de tu lista se encuentra la oración, la meditación de la biblia, la adoración?
En la biblia Dios envía plagas a faraón por su terquedad de no creer en un Dios más poderoso que todos sus dioses, por no liberar al pueblo de Israel, por su obstinación de querer estar alejado de él y por su rebeldía de contradecir a Dios como único y todopoderoso (Éxodo 7). En la biblia Dios ha enviado plagas a su pueblo y a los malvados, aunque no estoy diciendo que el Coronavirus lo haya enviado, pero cabe la posibilidad.
No nos centremos en quien la envió, sino de que está sirviendo que estemos en nuestra casa, estamos utilizando este tiempo para atender al llamado de Dios a la puerta o simplemente será una llamada de atención fallida y no para Dios sino para nosotros.
Abre la puerta que está tocando el Dios eterno, maravilloso y majestuoso, “¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.” (Apocalipsis 3:20 NTV), es una decisión personal, pero si esta pandemia no está moviendo tus pies para correr y abrir la puerta, hemos fallado al llamado de Dios.
Por ultimo si corres a abrirle la puerta a Cristo Jesús y aceptas el llamado “Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.” (Apocalipsis 3:21 NTV), es nuestro llamado, nuestro tiempo.
Reflexión:
¿En qué lugar de tu lista se encuentra la oración, la meditación de la biblia, la adoración?
Aplicación:
Aprovecha este llamado para abrirle la puerta a Jesucristo. Y reordenar tu lista de prioridades considera que el tiempo con Dios es lo que nos hace más fuertes.
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