Abogado tenemos
Jesucristo es nuestro abogado
delante de Dios, él no busca dejar impune el pecado, aunque delante de Dios ya
los pago en la cruz, las consecuencias siguen adelante. El pecado siempre trae consecuencias
en algunos casos más e irreversibles. Jesucristo no es un abogado injusto,
porque lo que él quiere es que la persona se arrepienta y cambie el rumbo de su
vida en 180°, el perdón es un asunto del corazón y la mente, no de impunidad.
En la primera carta de Juan dice
que: “Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se
ofreció voluntariamente para morir por nosotros. Yo los quiero a ustedes como a
hijos. Por eso les escribo esta carta, para que no pequen. Pero si alguno peca,
Jesucristo es justo y nos defiende ante Dios el Padre.” (1 Juan 2:1-2 TLA), el
pecado trae muerte espiritual, una de los efectos que puede ser reversibles por
medio del arrepentimiento, que quede claro las consecuencias las tendremos que
vivir. Serán parte de la reflexión que
esas acciones no nos conducen por un buen camino.
Un asesino puede recibir perdón
de Dios, pero parte del arrepentimiento será entregarse a las autoridades para
ser juzgado por las leyes o vivir la pena, no se trata de trasmitir la idea que
el perdón es eximir de las consecuencias. El perdón cuando se obtiene por medio
del arrepentimiento siempre buscara pagar los daños.
Reflexión:
¿Qué pecados te están matando espiritualmente?
¿Qué consecuencias estamos pagando por malas acciones y
decisiones tomadas?
Aplicación:
Todos hemos pecado, pero el arrepentimiento
nos puede llevar a trasformar nuestra vida y esto no se refiere a tener todo lo
que nuestro corazón desea sino a tener la paz que nada en la tierra nos puede
dar. Es tiempo de arrodillarnos y pedir perdón a Dios, él quiere renovar
nuestra manera de vivir.
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