Necesito un milagro hoy



En la actualidad muchos queremos ver milagros, pero para verlos necesitamos pasar pruebas, tempestades, lloviznas, aguaceros. La situación que estamos viviendo no es por qué un “dios” está enojado y nos quiere castigar, al menos en el Dios que yo sigo no.

Dios es soberano y muchos quisiéramos que nos librara y que terminara con esta mala racha, no puedo contestar por qué no lo ha hecho, aunque tampoco puedo decir por qué lo permitió, sin embargo, su omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia permite que él vea algo que yo no veo, puedo decir que aquellos que vemos a Dios como un padre. Un buen padre no te libra de los obstáculos de la vida, las dificultades o los problemas, aunque tenga un deseo profundo de hacerlo, “todos los que viven en obediencia al Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Porque el Espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: ¡Papá!”. (Romanos 8:14-15 Versión Reina Valera 1960)

Muchos dicen que tenemos un “papá dormido” y que lo despertemos o un “papa despierto que solo mira”, pero la realidad es que aquellos que afirman lo anterior no lo despiertan y no le hablan en oración con él, esta temporada tenemos que verla como una oportunidad para crecer en madurez, podemos tomar la decisión de patalear y gritar que nuestro padre no nos escucha, pero eso solo evidencia la inmadurez como dice Pablo: “Hermanos míos, antes de ahora no les pude hablar como a quienes ya tienen el Espíritu de Dios, porque ustedes se comportaban como la gente pecadora de este mundo. Por eso tuve que hablarles como si apenas comenzaran a creer en Cristo. En vez de enseñarles cosas difíciles, les enseñé cosas sencillas, porque ustedes parecen niños pequeños, que apenas pueden tomar leche y no alimentos fuertes. En aquel entonces no estaban preparados para entender cosas más difíciles. Y todavía no lo están.”, (1 Corintios 3:1-2 Traducción en lenguaje actual) esta exhortación de Pablo muestra que muchos siguen o seguimos siendo inmaduros y no afrontamos con firmeza las dificultades que se nos presentan, un dios que nos libra para no sufrir es como un padre que te avienta a conducir en una carretera sin saber manejar.

Queremos ver milagros tenemos que estar dispuestos a que nuestra fe pase por el fuego otra vez, nuestra fe tiene que ser probada, tomemos las pruebas con paciencia y pronto descubriremos que el único responsable somos nosotros.

Reflexión:
¿Qué pruebas te llenan de impaciencia?
¿Esta temporada está reflejando la madurez o inmadurez?

Aplicación:
Las temporadas oscuras deben de servir para aprender a ser más como Cristo. Aunque se vale sentir miedo, no se vale quedarnos sumergido ahí, sino que sea un escalón para salir de nuestra zona de confort y que cada vez nos parezcamos más a Cristo.

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