Ojos cerrados



En este devocional me gustaría hablar de que las cosas maravillosas se hacen con los ojos cerrados, por ejemplo: besar, dormir, soñar, llorar, amar, orar entre muchas otras. Orar lo hacemos con los ojos cerrados, no por algo místico como algunos piensan sino para no desconcentrarnos de lo que sucede alrededor, con los ojos cerrados o abiertos podemos conectar con Dios, así que besar, soñar, amar también se hace con los ojos cerrados para tener toda la atención en lo que estamos haciendo.

La conexión de Dios no depende de cuánto sepas de la biblia (aunque nunca dije que no fuera importante y necesario) por medio de las escrituras escuchamos a Dios claramente, porque de nada sirve saber sino prácticas “¡Obedezcan el mensaje de Dios! Si lo escuchan, pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les pasará lo mismo que a quien se mira en un espejo: tan pronto como se va, se olvida de cómo era.” (Santiago 1:22-24 Traducción en lenguaje actual), este devocional tiene el propósito de invitarte a orar, a que sepas que Dios te escucha, te puedes acercar a él con toda confianza, porque Dios vino para aquellos que querían conectarse con él, en otras palabras, vino a los necesitados, a los enfermos, a los angustiados, a los que necesitaban ser escuchados, Jesús dijo: “Los que necesitan del médico son los enfermos, no los que están sanos” (Mateo 9:12 TLA) y a todo aquel que están dispuestos a hablarle por medio de la oración siempre será escuchado.

La falta de oración sucede por dos cosas: la primera porque hay una falta de pasión y la segunda por la desconfianza hacia aquel que escucha cuidadosamente nuestra oración, en toda relación los besos no inician con pasión sino de “piquito”, así que inicia hoy a orar con los ojos cerrados y con unas cuantas palabras dirigidas a la atención de Dios. Te aseguro que pronto experimentaras los resultados, pero quiero decirte que los resultados muchas veces no nos gustaran por qué como dice Paul Washer: “La meta de Dios en tu vida no es la prosperidad, no es tu salud, no son las riquezas y más que nada no es la de tener tu mejor vida ahora. La meta de Dios, si es que le perteneces como hijo, es la de hacerte santo y a la imagen de Cristo.”, y con esto no te digo que lo demás no importa, sino que primero es nuestra alma, nuestro espíritu y al final nuestro cuerpo.
Todos anhelamos las cosas físicas, pero las que las sostienen no son los resultados sino los cimientos, las cosas maravillosas se hacen con los ojos cerrados porque el resultado no es físico sino espiritual, pero dan las más grandes satisfacciones.

Reflexión:
¿Por qué no oras?
¿Qué esperas de la oración?
¿De qué tamaño debe ser la oración?

Aplicación:

Es momento de ponerte a orar, no sé cuánto tiempo, pero eso lo decidirás tú y recuerda que la oración no es para los ungidos sino para todo aquel que está dispuesto a hablarle a Dios.

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