Manejando nuestras emociones
El dominio propio inicia cuando nos conectamos a Dios y termina sometiendo nuestras emociones
Dios nos ha credo con emociones, no somos de madera, no somos animales que solo contamos con instinto.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma (Emociones) y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23 RVR1960)
¿Te has preguntado cómo puedes manejar tus emociones?
Tal vez no sepas la respuesta, pero tenemos un Dios, que no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7 RVR1960)
Al hablar de someter nuestras emociones no nos referimos a reprimirlas, a ocultarlas, nos referimos a que nosotros dominemos nuestras emociones y no ellas a nosotros, es importante poderlo hacer, porque a la falta de dominio, viene la depresión, una de las principales causas de muerte en los jóvenes.
Una persona deprimida puede terminar en suicido u homicidio. Las emociones pueden despertarte y hacer cosas que te vas a arrepentir en el futuro.
Uno de los propósitos de nuestra vida es que fuimos creados para glorificar a Dios y contra esto no podemos hacer nada, tenemos esa necesidad que es parecida a la del oxígeno. Cuando hay un vacío por dentro es porque esa necesidad no es evidente, hay una ausencia total de nuestro creador y las emociones se tornan incontrolables.
Dios no nos puede dar un espíritu de dominio propio cuando no lo conocemos, así que te invito a conocerlo, a buscarlo, y a decirle cuanto lo necesitas.
Cuando Dios nos ha dado espíritu de dominio propio se refleja lo siguiente:
"Si me siento deprimido... cantare
Si me siento triste... reiré
Si me siento enfermo... redoblaré mi trabajo
Si siento miedo... me lanzaré adelante
Si me siento inferior... vestiré ropas nuevas
Si me siento inseguro... levantaré la voz
Si me siento pobre... pensaré en la riqueza futura
Si me siento incompetente... recordaré éxitos pasados
Si me siento insignificante... recordaré mis logros
Si se apodera de mí la confianza excesiva... recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado entregarme a la buena vida… recordaré hambres pasadas.
Si me siento complaciente… recordare a mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza… recordare momentos de vergüenza.
Si me siento todo poderoso… Intentaré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas ... recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso… Recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual… Contemplaré las estrellas." Og Mandino
Es una evidencia de que tenemos dominio propio, determinante a construir un dominio que pueda bendecir a los demás y a su vez te pueda bendecir a ti mismo.
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