Cuando convertimos la fuerza en un dios



Habacuc 1:1-11

Habacuc es uno de los profetas menores, es increíble ver como se está quejando con Dios de que NO ha escuchado sus oraciones, es impresionante ver como muchas veces hemos convertido nuestras oraciones en suplica en lugar de ser una genuina conversación desinteresada, a veces nuestras oraciones son reclamos, quejas y acusaciones, ¿Cuándo se ha visto a alguien soportar tales cosas?, por supuesto que nadie, es interesante ver como la oración de Habacuc era acusaciones a Dios, sin embargo Dios responde a su suplica versículos después. (V.5-11)

Dios responde a todas nuestras palabras siempre que pidamos lo correcto, y de una forma desinteresada, nuestra propia fuerza no puede librarnos del pecado, y de los problemas en los que estemos metidos, nos olvidamos de nuestro gran amigo DIOS, sin embargo él está ahí para escucharnos y levantarnos.

Hay veces que hacemos a un lado a Dios y le decimos espérame tantito, yo voy a enfrentar estas luchas tu solo se un espectador, cuando a Dios le gusta que nos entreguemos a él y no luchemos más con nuestras propias fuerzas, porque esto nos va a cansar y a parte vamos a perder la batalla, estamos acostumbrados a querer ser autónomos e independientes y no queremos que nos brinde su gracia.

Las guerras no se ganan con nuestra propia fuerza, porque dejamos de ser uno, cuando intentamos pelear solos y nos olvidamos que con Dios somos uno, perderemos la guerra. Cuando reconocemos que no podemos solos entonces Dios actúa e interviene por nosotros, cuando hacemos justicia por nuestras propias fuerzas, Dios no mete sus manos por nosotros, cuando dejamos que Dios sea él que hace justicia entonces Dios nos respalda en todo momento.







A veces pensamos que herramientas como el ayuno nos provocan más problemas, pero esto ocurre porque estamos luchando con nuestras propias fuerzas y se nos olvida que esta herramienta nos debe de acercar más a Dios y no alejar, cuando te alejas de Dios ocurre lo contario.






Así que ya sabemos, cuando convertimos la fuerza en un dios, Dios se apartara de nosotros y dejara que luchemos solos, pero sabe Dios qué perderemos la guerra. ¿Cuántas veces has perdido la guerra por querer luchar con tus propias fuerzas? (V.11) convierten su fuerza en un dios.

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