Reiniciando el cerebro



¿Alguna vez te ha pasado que cuando estas trabajando en la computadora te pide instalar actualizaciones y luego reiniciar el equipo?, esto me pasa a menudo y es algo fastidios, pero necesario.

Nuestra vida esta llena de preocupaciones, problemas, sueños, tribulaciones, sufrimientos y un sinfín de actividades mentales, que lo que muchas veces necesitamos es reiniciar nuestra mente, pareciera algo loco, pero en realidad si es posible.

En 2 Corintios 1:3-4 Pablo nos expresa como Dios nos consuela en medio de las tribulaciones “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. Esto es increíble, el consuelo es nuestro reinicio. Cada vez que te sientas que ya no puedes, ¡reiníciate! abraza a Dios y toma un tiempo para escucharlo, es un consuelo de fe, esperanza y amor.  

Cuando experimentamos un consuelo verdadero al inicio de una situación, quizá el resultado más precioso es el sentido de pertenencia a un mundo con problemas, no somos los únicos ni los primeros. Si el consuelo de Dios nos ayuda a consolar a otros, entonces está claro que otros creyentes y no creyentes son afectados positivamente por lo que nosotros aprendemos de nuestros problemas.
El proceso completo nos eleva más allá de nosotros mismos, no estamos solos y no tenemos que someternos a diversas pruebas sin sentido, todo es formación.

El consuelo que recibimos y el sentido de pertenencia que resulta es un gran incentivo para que cualquiera de nosotros se sienta alentado a través de las pruebas y sufrimientos, sabiendo que tales experiencias nos capacitan para ayudar a otros.

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